Es importante antes de comenzar a hablar de Salud Mental conocer y tener presente su concepto. Según la O.M.S, Organización Mundial de la Salud la define como “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” .
Las personas que presentan una saludable salud física y emocional les resulta más fácil poder gestionar sus pensamientos, sentimientos y conducta en general. Cuando tenemos una buena salud emocional contamos con más recursos internos y herramientas para afrontar los desafíos y dificultades que se nos puedan presentar. Respondemos a las situaciones con eficiencia, logrando de este modo recuperarnos de los contratiempos.
Gozar de una buena salud mental no tiene que ver con experimentar todo el tiempo felicidad y alegría. Significa entre otras cosas, el tomar conciencia de nuestro cuerpo, emociones y comportamiento. Las personas que poseen una buena salud mental también sienten ansiedad, tristeza, rabia y estrés.
La salud física y mental son dos aspectos que deberían mantenerse en equilibrio para que las personas se sientan en armonía, lo que se traducirá en un estado de bienestar integral.
El malestar es una señal de alarma, que nuestro cuerpo utiliza para dar aviso de que hay algo que no va bien. Es fundamental que aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo y a nuestras emociones para de esta forma comenzar a buscar soluciones y alternativas saludables.
El poder expresarnos y comunicar lo que nos sucede es uno de los objetivos de la psicología clínica y en especial de la terapia individual. Esta última busca crear espacios de reflexión, contención y escucha y desarrollar soluciones acordes a las necesidades de cada persona o paciente que consulta. “La meta del tratamiento es facilitar el que el paciente pueda ser más capaz de beneficiarse de su experiencia vital”. Sandra Buechler.
El beneficiarse de nuestra historia vital tiene que ver con no ser tan exigentes con nosotros mismos y saber perdonarnos. Tener el valor suficiente para volver a intentar todo aquello que no ha salido como pensábamos o deseábamos que saliese es un reto muy significativo. Quedarnos con lo positivo de lo que hemos experimentado y lo que no ha sido tan positivo intentar hacerlo de modo diferente la próxima vez. Estos modos de proceder van vinculados con nuestra inteligencia emocional.