¿CÓMO CUIDAR NUESTRA SALUD MENTAL?

Es importante antes de comenzar a hablar de Salud Mental conocer y tener presente su concepto. Según la O.M.S, Organización Mundial de la Salud la define como “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” .

Las personas que presentan una saludable salud física y emocional les resulta más fácil poder gestionar sus pensamientos, sentimientos y conducta en general. Cuando tenemos una buena salud emocional contamos con más recursos internos y herramientas para afrontar los desafíos y dificultades que se nos puedan presentar. Respondemos a las situaciones con eficiencia, logrando de este modo recuperarnos de los contratiempos.

Gozar de una buena salud mental no tiene que ver con experimentar todo el tiempo felicidad y alegría. Significa entre otras cosas, el tomar conciencia de nuestro cuerpo, emociones y comportamiento. Las personas que poseen una buena salud mental también sienten ansiedad, tristeza, rabia y estrés.

La salud física y mental son dos aspectos que deberían mantenerse en equilibrio para que las personas se sientan en armonía, lo que se traducirá en un estado de bienestar integral.

   

 
Diversas investigaciones manifiestan que un estado mental positivo va vinculado a una buena salud física.
 
Algunas claves para mantener y potenciar nuestra Salud Mental:
 
● Reconocer nuestras emociones y sentimientos y el modo de manifestarlos: tomar contacto con aquellas situaciones o vivencias que nos producen tristeza, rabia, enfado y con el modo de expresarlas. Trabajar sobre ellos es importante para poder generar cambios adecuados en nuestro modo de ser.
 
● Conectarse con los otros a través de relaciones vinculares saludables: la capacidad de relacionarnos con el resto de las personas, nos brinda la posibilidad de enriquecer y ampliar nuestra red social.
 
● Convertir la buena alimentación y el ejercicio en parte de nuestra rutina diaria: adquirir estos hábitos de vida saludables fomentan un adecuado equilibrio en nuestro bienestar físico, psíquico y emocional.
 
● Clarificar objetivos, propósitos y sus significados: el saber qué es lo que deseamos y de qué manera lo conseguiremos es un motor que nos ayuda a actuar y a afrontar toda clase de retos para cumplir con aquello tan deseado.
 
● Gestionar el estrés: si bien no es tarea fácil, a veces es sano pedir ayuda profesional y asumir que necesitamos de otro para que nos guíe y oriente en diversas situaciones un tanto complejas pero no imposibles de resolver.
 
● Eliminar nuestros pensamientos negativos para encontrar el equilibrio: confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades para conseguir lo que deseamos es un modo muy satisfactorio de ponernos a trabajar en ello.
 
● Realizar actividades de ocio y recreación: tiene que ver con una gran posibilidad de distraernos y despejar la mente de la rutina y de las tensiones cotidianas. Guardar momentos para cada uno de nosotros tiene que ver con cuidarnos y concedernos espacios de disfrute.
 
● Visibilizar nuestras dolencias y dificultades es un modo de reconocer que hay algo que nos molesta, que nos produce malestar, ya sea a nivel físico, psíquico o emocional. En cualquiera de estos tres niveles, se nos pueden presentar situaciones complejas de resolver y es muy importante tomar conciencia de ellas.    
 
 

 

El malestar es una señal de alarma, que nuestro cuerpo utiliza para dar aviso de que hay algo que no va bien. Es fundamental que aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo y a nuestras emociones para de esta forma comenzar a buscar soluciones y alternativas saludables.

El poder expresarnos y comunicar lo que nos sucede es uno de los objetivos de la psicología clínica y en especial de la terapia individual. Esta última busca crear espacios de reflexión, contención y escucha y desarrollar soluciones acordes a las necesidades de cada persona o paciente que consulta. “La meta del tratamiento es facilitar el que el paciente pueda ser más capaz de beneficiarse de su experiencia vital”. Sandra Buechler.

El beneficiarse de nuestra historia vital tiene que ver con no ser tan exigentes con nosotros mismos y saber perdonarnos. Tener el valor suficiente para volver a intentar todo aquello que no ha salido como pensábamos o deseábamos que saliese es un reto muy significativo. Quedarnos con lo positivo de lo que hemos experimentado y lo que no ha sido tan positivo intentar hacerlo de modo diferente la próxima vez. Estos modos de proceder van vinculados con nuestra inteligencia emocional.

 

 

 
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