CLAVE PARA UNA BUENA RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS: ESCUCHA ACTIVA

Gran parte de nuestra vida queremos sentirnos escuchados, aceptados y la escucha activa es el punto de partida para conseguirlo. Es así que la  escucha activa puede conceptualizarse como oír con atención, comprensión y cuidado. Hay que tener en cuenta que la comunicación no es un proceso exclusivamente racional  puesto que con la escucha activa, lo fundamental son las emociones y sentimientos, además de comprender a las personas y entender la relevancia que tiene un determinado tema para el otro.

La escucha activa es, tal vez, la parte más complicada en la comunicación interpersonal, puesto que hay que estar disponible y atento a los mensajes que nos da la otra persona de manera verbal como no verbal.

Si lo ponemos en práctica, la principal acción que se realiza en la escucha activa es arrodillarse y realizar contacto visual, este gesto  hace que nuestro interlocutor se sienta escuchado y entendido. Esta es una técnica de comunicación es muy favorable cuando se habla con los niños y  ayuda  a mejorar la confianza y autoestima de nuestros hijos.

Para poder conseguir una escucha activa hay que tener en cuenta:

-La comunicación no verbal: Hay que poner atención a su lenguaje no verbal y luego acompañando nuestro lenguaje del cuerpo al suyo, luego de tener cierta  información se debe demostrar empatía, lo importante aquí es que se sienta que estamos cercano a él o ella.

-El tono de voz: El volumen, ritmo de nuestra voz puede dar al pequeño más confianza y  tranquilizarlos. Se debería comenzar a hablar con su mismo tono y poco a poco bajar el volumen, para así transformar una conversación más lenta, con el objetivo de que el menor adquiera otro ritmo en su diálogo. Por ejemplo: si su hijo habla con un tono de voz triste, hablar con el mismo tono y poco a poco tener un ritmo más alegre.

-Los silencios: ayuda a pensar y poder manifestar, de esta forma, mejor sus pensamientos. 

 
-Mirar a los ojos cuando nos hablan, establecer contacto visual prestando atención a sus miradas o gestos.
-Parafrasear: Decir con nuestras propias palabras lo que entendemos lo que otro dice y así verificar la información. 
-Utilizar preferentemente las preguntas abiertas: Este tipo de preguntas ayuda a conseguir  mayor información. Por ejemplo: «¿Qué es lo que quieres decir con…?»
-Evitar expresiones donde minimizan su estado de ánimo, emociones como por ejemplo, “tranquilo, que seguro que no pasa nada”.
-No juzgar: Aunque no se esté de acuerdo con lo que piensa  la otra persona lo importante es fomentar la tolerancia, la asertividad.
-Evitar las distracciones: Puesto que hay que saber que al comienzo de empezar nuestra escucha activa la atención está en un punto alto, después poco a poco va disminuyendo y al final vuelve a subir el nivel de atención.
-Las interrupciones y la contra argumentos: Recuerde que  no se trata de contar su opinión, el que necesita hablar es su hijo, déjelo expresarse. 
 

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